He llegado a la siguiente reflexión. La vida es un río, está en constante movimiento, en constante flujo y cambio. El río me lleva, inevitablemente, es imposible nadar contra corriente. Tengo toda la vida, hasta hoy que tengo 40 años, nadando, cansándome, esforzándome en avanzar hacia algun lado; y veo que hay personas que no nadan, sólo se dejan llevar por la corriente y algunos llegan a donde van sin cansarse. Hasta ahora me doy cuenta de que nadar todo el tiempo es un esfuerzo fútil, en algunos tramos del rio debo aprovechar la corriente y dejarme llevar, en otros si siento que me puedo hundir o desviar sí debo nadar.

Toda la vida he sido así, siempre empujo, siempre peleo, siempre trato de controlar, siempre trato de anticipar, soy agresivo hacia mis objetivos; y eso sólo me cansa y provoca fricciones con los demás. Siempre me he sentido como un puño golpeando una pared. Debo dejar ir, entender que no siempre estoy en control, aprovechar las situaciones en vez de forzarlas. Debo dejar de pensar que todo es una competencia y que siempre tengo que ganar.