En estos días recibimos una terrible noticia, de acuerdo a las cifras oficiales del gobierno mexicano, nuestro país ya acumula (en nueve meses) más de un millón de personas infectadas por el virus SARS-CoV-2 y más de 100,000 muertes causadas por COVID-19. Estas cifras son trágicas. Cada vez se descubren más efectos negativos en la salud para las personas que han sido infectadas con este virus, es decir, decenas de miles de personas tendrán efectos negativos por semanas, meses, años o incluso se especula que de por vida. Pero además la tragedia que representa la cifra de más de 100,000 muertes es difícil de medir, sus efectos imposibles de ponderar.

“Un muerto es una tragedia; un millón de muertos es una estadística”.
– Stalin.

Hay quienes tratarán de argumentar que las terribles consecuencias de una pandemia como la que estamos viviendo son imposibles de atribuir al gobierno. Yo estoy en desacuerdo con ese argumento y creo que la forma en la que el gobierno federal, así como los gobiernos locales han lidiado con esta pandemia ha sido en el mejor de los casos inefectiva y en el peor irresponsable. Durante meses hemos visto los intentos del gobierno por restarle importancia a esta crisis e impulsar una narrativa de que el problema está controlado, hemos visto también que se ha negado la adopción de las medidas que salvaron vidas en muchos países como la aplicación de pruebas, la adopción obligatoria del cubrebocas, el control de tránsito e incluso toques de queda. A este gobierno no le ha importado en absoluto la ciencia que avanza día a día con nuevos descubrimientos y mejores prácticas para salvar vidas. Todo esto lo sabemos pero quiero hacer el siguiente razonamiento particular sobre el porcentaje de mortalidad que ha tenido esta enfermedad en nuestro país.

La siguiente gráfica de la universidad Johns Hopkins, una de las universidades más prestigiadas a nivel mundial en el campo de la medicina, muestra el porcentaje de mortalidad que tiene el COVID-19 por país. La información original la pueden encontrar aquí. Lo que vemos son los países con mayor porcentaje de mortalidad y en el primer lugar está México, es decir, somos el país con mayor tasa de mortalidad, prácticamente un 10%, lo cuál hace sentido con las cifras de aproximadamente 100,000 muertes y aproximadamente un millón de infectados.

Somos el peor país del mundo para tratar a las víctimas de esta enfermedad porque somos el país donde mayor porcentaje de gente muere. Las causas pueden ser muchas, la detección tardía, la falta de infraestructura, la poca capacidad de nuestro sistema de salud. Sería fácil atribuir el alto índice de mortalidad al hecho de que somos un país en vías de desarrollo –como graciosamente se le dice en la actualidad a los países del tercer mundo– y no somos un país de primer mundo. Pues yo respondería que Iran, el siguiente país por debajo de nosotros con casi la mitad de mortalidad no es un país de primer mundo, tampoco lo es Colombia que tiene prácticamente un cuarto de nuestra tasa de mortalidad, y la lista de países que podrían considerarse con un nivel de desarrollo similar al nuestro pero menor índice de mortalidad sigue.

Aquí hay una tabla, de la misma fuente, donde podemos ver que actualmente somos el cuarto país con más muertes. Por encima de nosotros están Estados Unidos (328 millones de habitantes), Brasil (209 millones de habitantes) y la India (1,366 millones de habitantes). ¿Cómo es posible que México (126 millones de habitantes) tenga casi las mismas muertes que la India?, un país por cierto con una alta densidad poblacional, altos niveles de pobreza y ciudades más grandes.

Esto me lleva a hacer la siguiente reflexión, digamos que el gobierno mexicano hubiera mostrado sólo la mitad de ineptitud que ha mostrado hasta ahora y por lo tanto tuviéramos una tasa de mortalidad similar a la de Iran (el número dos de la gráfica). Tendríamos entonces alrededor de 50,000 muertes, no 100,000. Se habrían salvado alrededor de la mitad de las personas, 50,000 vidas. Siendo muy permisivos con el gobierno podríamos decir que no son responsables de las 100,000 muertes, pero sí son responsables por lo menos de 50,000. Ahora pregunto esto, si salimos a las calles a exigir durante meses la renuncia del presidente Peña Nieto por la muerte de 43 personas, ¿por qué no estamos exigiendo la renuncia de López Obrador por la muerte de 50,000?