Al principio inventábamos cosas para sobrevivir, después inventábamos cosas para vivir mejor, ahora estamos inventando cosas para no tener que hacer nada.
En los últimos años he visto surgir una serie de servicios que hace una década hubieran sido pensados como lujos y se hubiera pensado que serían muy costos. Aquí algunos ejemplos:
- Uber: un chofer en auto de lujo te recoge y te lleva a donde quieras, a cualquier hora del día.
- Taskrabbit: una persona te ayuda a hacer mandados o labores: entregas, asistencia personal, reparaciones en el hogar, armar muebles, pasar por tu ropa de la tintorería, et cetera.
- Path Talk (Place Messaging): envío de mensajes de texto a establecimientos para hacer preguntas, reservaciones, investigar disponibilidad y precio de productos, et cetera.
- x.ai: asistencia personal para programar citas y reuniones.
- Fountain: chat con texto, fotos y video con expertos en reparaciones del hogar y jardinería para preguntar dudas y consejos.
- Trunk Club: un experto en estilo te escoge ropa de acuerdo a tus gustos y preferencias para enviártela, que te la pruebes, regreses lo que no te gusta y pagues sólo lo que te quedas.
Incluso han surgido servicios locales como por ejemplo Appistear, una app y web en Guadalajara con la que puedes pedir que te entreguen en tu domicilio bebidas alcohólicas. También en esta ciudad han surgido algunos otros servicios con los que llamando a un teléfono puedes pedir que te lleven comida a tu domicilio del restaurante que quieras y otro con el que te ayudan a hacer pendientes.
Este tipo de servicios específicos se pueden contextualizar con plataformas como Google Now y Siri para pintar una imagen muy clara de cual es la preocupación actual de los consumidores: tener asistentes personales. Tener un chofer, asistente y experto disponible en todo momento. Algo que, planteado de esa forma, hubiera sido pensado únicamente para millonarios y que hoy gracias a pequeñas manifestaciones tecnológicas se esta volviendo una realidad.
De hecho ya no se trata solamente de la disponibilidad de las cosas sino de la facilidad para pedirlas, antes llamar por teléfono para pedir una pizza a domicilio parecía muy cómodo y conveniente pero ahora parece ser demasiado trabajo, ahora lo que queremos es solo tocar un botón para pedir nuestra pizza como con Push For Pizza (el video en el sitio explica precisamente mi punto).
Y esto es sólo el comienzo ya que no es descabellado pensar que quizá en nuestro periodo de vida nos toque interactuar con inteligencias artificiales primitivas o con robots que realicen tareas para nosotros.
Todo esto parece bueno, parece positivo pero me pregunto si este empeño por no querer mover un dedo puede tener un efecto perjudicial. ¿Tener todo tan disponible, tan a la mano y tan fácil, podría hacer que terminemos mejor o peor que como estamos ahora? No lo sé pero creo que me puede tocar descubrirlo.