Un día recibes un email de un desconocido que dice ser un asesor financiero y te ofrece sus servicios con la promesa de volverte rico. Como muestra de sus habilidades te aconseja invertir comprando acciones de una empresa relativamente desconocida porque el día siguiente van a subir de precio. Lo tomas como un estafador o en el mejor de los casos un inexperto y no sigues su consejo, pero por curiosidad al día siguiente revisas y te das cuenta de que las acciones que te recomendó comprar efectivamente subieron de precio.

Recibes un segundo email del mismo desconocido, que aconseja ahora comprar acciones de otra empresa relativamente desconocida porque predice que al día siguiente subirán de precio. Nuevamente lo descartas pero por curiosidad revisas y efectivamente al día siguiente las acciones que recomendó comprar subieron de precio.

Recibes un tercer email igual que los dos anteriores pero ahora avisando que las acciones de cierta empresa van a bajar de precio y al día siguiente las acciones de esa empresa efectivamente bajan de precio.

Recibes un cuarto email y un quinto y las acciones recomendadas suben o bajan de precio exactamente como predijo el desconocido. Ya van cinco predicciones acertadas seguidas, así que cuando llega el sexto email diciendo que las acciones de cierta empresa subirán de precio decides comprar algunas acciones, y al día siguiente como estaba predicho suben de precio.

Emocionado decides hacerle caso al séptimo email, y al octavo, y al noveno, y al décimo. Consecutivamente siempre aciertan las predicciones y has estado ganando algo de dinero. El siguiente email no tiene predicciones, ahora el desconocido te dice que si quieres seguir usando su método debes pagar el precio, es un precio muy elevado. Tienes que usar todos tus ahorros e incluso vender tu coche para poder pagarle, pero sabes que estás comprando un método infalible, probado diez veces consecutivas, para ganar dinero en la bolsa. El desconocido desaparece con tu dinero, no vuelves a saber de él, todo fue una estafa.

¿Cómo lo hizo?

Al inicio el estafador le mando un email a 10,240 personas, a la mitad les dijo que las acciones de cierta empresa desconocida subirían de precio al día siguiente y a la otra mitad les dijo que las acciones bajarían de precio. Según los resultados del día siguiente el estafador ahora le escribió sólo a la mitad (5,120 personas) que habían recibido la predicción acertada y les dio una nueva predicción. Al día siguiente, según los resultados, el estafador le escribió sólo a la mitad que había recibido la predicción acertada (2,560) y les envió una nueva predicción. El estafador repitió este proceso nuevamente con 1,280 personas, luego con 640, luego con 320, luego con 160, luego con 80, con 40 y finalmente tras haber repetido el proceso diez veces terminó con 20 personas que habían recibido diez predicciones correctas. Las acciones sólo podían subir o bajar de precio así que siempre que enviaba una predicción era forzoso que al menos la mitad de personas recibirían una predicción correcta y de esta forma forzosamente terminaría con 20 personas al final que recibieron diez predicciones correctas. A esas 20 personas, de las cuales tu eras una, las despojó de sus ahorros y desapareció para volver a repetir su estafa.

¿Cómo ascienden los idiotas?

Muchas personas que han tenido éxito invirtiendo en la bolsa lo han tenido de la misma forma, simplemente les ha tocado la suerte de ser de la mitad que logró ganancias en cierta transacción y es lógico que algunas personas tendrán suerte varias veces seguidas. En el caso de nuestra pequeña historia, 20 personas de entre 10,240 fueron los afortunados que tuvieron predicciones correctas diez veces seguidas. Quienes ganan de esta forma no ganan por conocimiento ni habilidades, ganan por puro azar.

Al igual que quienes ganan en la bolsa por azar, hay quienes ganan en los negocios, en la política o en la fama simplemente por azar. Habiendo en diversas carreras de diversas áreas muchos posibles resultados, unos favorables y otros no, es lógico que algunos terminarán tomando decisiones correctas (al azar), haciendo inversiones correctas (al azar) y en general ascendiendo al azar.

Esto explica el ascenso de los idiotas. ¿Cómo es posible que logren estar en la cima de las empresas, de los gobiernos y de otras áreas personas que son claramente idiotas? ¿Cómo llegaron ahí? Llegaron como lo predice la probabilidad, al azar. Ahora que están bajo los reflectores, ahora que están ante la mirada de todos nos parecen claramente idiotas, pero mientras ascendían nadie escrutinaba sus capacidades o habilidades. Y como todos los sistemas sociales en los que hay poder son en esencia sistemas políticos, ya sea en los gobiernos, las empresas, la farándula, el mundo del arte u otros; entonces quienes tienen algo de poder tienen apoyo de quienes quieren recibir algo a cambio, y ese apoyo se multiplica y el ascenso de los idiotas se vuelve acelerado. Es una transacción simple, muchos le otorgan poder a uno para que éste les de algo a cambio. A veces el idiota está consciente de que tiene que dar algo a cambio y a veces no, pero no importa, sigue ascendiendo a pesar de ser un idiota. Es incluso posible que él no sepa que es un idiota, que piense que asciende por su inteligencia, habilidad política o capacidad para tomar decisiones; pero en realidad asciende sólo porque es el idiota al que le toco ascender.

¿Cuántos ganan la lotería? Pocos. ¿Los que ganan la lotería la ganan por su inteligencia, habilidad, capacidad o mérito alguno? No, la ganan al azar. ¿Cuántos se vuelven millonarios, presidentes o estrellas? Pocos. ¿Lo lograron por su inteligencia, habilidad, capacidad o mérito alguno? No todos, muchos lo lograron por estar en el lugar correcto en el momento correcto varias veces consecutivas. Gente inteligente, hábil y capaz hay mucha pero no hay muchos millonarios ni presidentes ni estrellas en proporción.

¿Quiere decir que todos los que ascienden son idiotas? No, muchos ascienden por mérito propio, porque son realmente capaces o inteligentes o por lo menos carismáticos. La historia nos ha dado ejemplos de grandes políticos, empresarios y personas célebres que han dejado evidencia de su genialidad. Pero también hay muchos que ascienden al azar, la probabilidad lo predice.

Si alguien actúa como idiota, se comporta como idiota, habla como idiota, no lo dudes, es un idiota. Aunque haya ascendido.